martes, 1 de septiembre de 2009

La primer página de mi cuadernito Avón virtual



Día gris. De esos días en los que uno se replantea muchas cosas que suele espantar de la mente todos los días. Pero cuando llega ese día gris uno no quiere tener otra actividad que pasarse sus horas haciéndole lugar a esas cosas en la mente. Es como que uno casi casi lo disfruta. De esos días no suelen salir muchas cosas buenas. Por eso, decido no hacer demasiado en esos días. Prendo mi mini-computadorita nueva (nunca pensé que iba a ser de esas personas que tienen algo tan tecnológico, pero fue unos de mis agasajos post-graduación). Mi mini- computadorita nueva es rosa, es preciosa y me siento Elle Woods, la protagonista de Legalmente rubia (gran película). Empiezo a navegar por la Internet sin rumbo. Siempre navego sin rumbo. En realidad no navego demasiado. Me gustaría tener la habilidad de esas prsonas que pueden pasarse horas y horas viendo cosas en la red. Pero yo no soy así. Hay veces que siento que es simplemente porque no soy curiosa. Y me parece triste. Pero es así, hay gente más curiosa que otra. Yo estoy entre los menos.O será que las cosas que me causan curiosidad no están en Internet. O quizás sí están pero me da vagancia buscarlas. O será que en realiadad soy un alma vieja que no se siente parte de esta modernidad. Pero mi nueva mini-computadorita refuta esta teoría.
Empiezo a mirar posgrados en la Universidad de Palermo. Resulta que tienen un muy bien programa y los profesores son buenos. Quién lo diría. Si hay algo de lo que aún no pude desprenderme es de mi perpetuo prejuicio para con las universidades privadas.
Apago la compu. La vuelvo a prender. No sé muy bien por qué. Entro a Facebook para ver si alguien colgó algo interesante que por lo menos me distraiga durante los próximos cinco minutos. Pero no quiero caer de vuelta en el vicio de ver fotos de gente desconocida. La consigna es ver algo de alguien conocido. Pero no hay demasiado.
Entro al sitio de la Revista Oh La La (a mi entender, la mejor revista para mujeres de la Argentina; es la mezcla perfecta entre lo guarro de la Cosmopolitan y lo clásico de la Para ti). Acá me meto cuando estoy muy aburrida. Entro al blog de la soltera (un blog que escribe una supuesta chica soltera que tiene 30 años y que es bastante divertido). Entro al blog de una tal Julieta Pink. Y por último entro al blog de una chica que va describiendo qué se va poniendo día a día. El de la casada lo obvié porque suelo no sentirme muy identificada con las problemáticas que plantea. Y ahí se me ocurrió que yo podría ser buena en eso de escribir blogs. O que al menos que entusiasma la idea. Me empiezo a interiorizar del tema y parece una papa. Y bueno, dale, quizás de este día gris puede salir algo mínimamente productivo, como un blog propio. O, para ponerlo en palabras más poéticas, un espacio propio.
Pero ojo que no es tan fácil. Hay que tomar decisiones, cosa que a mí suele costar a menudo. Debe ser por esa constante sensación de que he tomado nefastas decisiones que me trajeron al día gris de hoy.
La primer decisión tiene que ver con el nombre que voy a utilizar para firmar mi blog. Poner mi nombre me parecía poco divertido, y me da pudor también. Y me acordé de Maruja La Bruja. Así solían llamarme mis compañeritos del primario. Solía molestarme en aquél entonces, pero ahora le tengo cariño. Sería como un hacer las pases con la niñez de uno. Como volver a la raíces. Como volver a tener tantas expectativas por delante. Sí, me parece lo suficientemente zen y cool, pensé y le di para adelante.
¡Oh no! Tengo que tomar otra decisión. El nombre el blog. Y yo que pensé que esto de abrir un blog era una pavada. Miro alrededor de mi cuarto. Quizás haya algo que pueda inspirarme. De lejos veo la pila de libros de Nick Hornby. Pienso en algún fragmento de alguno de sus libros que me haya gustado, como para inspirarme, pero no puedo, hay muchos fragmentos que me gustan. Debería ponerme a leer Alta Fidelidad de vuelta y encontrar algo de inspiración. Pero si decido hacer eso, no lo voy a terminar haciendo nunca, y mi poética idea de tener un espacio propio va a quedar en el camino, como tantas ideas zen y cool que me han quedado en el camino. Doy otro vistazo a mi cuarto. Veo libros de Derecho, Biblioratos. Y cuadernos. ¡Claro! Mi blog podría ser como un cuadernito Avón de mi papá. Mi padre lleva más de cuarenta años administrando una empresa con cuadernitos Avón. Sí, estoy hablando de esos cuadernos que venden en los semáforos. La diferencia es que él no escribe palabras, escribe números que sólo él entiende. Pero la función sería la misma. Abrirlo y escribir. Él escribe números muy importantes para determinada empresa (conducta que podría ser calificada como resistencia a la tecnología), y yo escribiré palabras que probablemente terminen siendo intrascendentes. Pero va a ser mi cuadernito Avón. Mi cuadernito Avón virtual.


2 comentarios:

  1. Aunque no lo puedas creer el primer comentario de tu primer post de tu primer blog es mío! Es algo histórico y que va a quedar para siempre guardado en tu memoria(siempre y cuando no abandones el blog en 2 meses y le prestes cierta atención y le tomes cierto carió) ! No porque sea mío el comentario obviamente, simplemente porque es el primer comentario de tu primer post de tu primer blog!! O me vas a decir que no te acordás el primer mail que mandaste o el primer amigo que agregaste a Facebook? Fuck... yo tampoco me acuerdo... bueno se me cayó la teoría... pero por lo menos (salvo que lo borres) va a quedar constancia de este primer comentario!
    Suerte en tu nuevo emprendimiento o pasatiempo !!
    besos maruja la bruja !!

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  2. ¡Gracias por ser el primero en comentar! La verdad, que sí, me sorprendiste realmente.
    Aprevecho para hacer la primer fe de erratas: Esceribí "pases" y la manera correcta de escribirlo es "paces".

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